sábado, 5 de junio de 2010


La hemorragia se ha constituido como la principal causa de muerte por trauma. Mucho se ha dicho con respecto a cuál sería la estrategia ideal de reanimación con líquidos que se debería utilizar en los pacientes traumatizados. Si tenemos en cuenta las recomendaciones dadas por el programa Advanced Trauma Life Support (ATLS) diríamos que ante un paciente traumatizado con hemorragia activa estaría indicada una rápida reanimación con 2000 ml de cristaloides asociada con el control del sangrado, y continuar, si está indicado, con coloides o plasma hasta alcanzar una presión arterial en rango normal que pueda permitir una adecuada perfusión tisular. Esta estrategia permite la rápida restauración de la presión arterial, de la perfusión orgánica y la disponibilidad de O2(DO2)a los tejidos. Sin embargo, a través de múltiples estudios y ensayos efectuados sobre modelos animales, se ha demostrado que el uso de esta estrategia tiene efectos deletéreos consistentes en un riesgo elevado de resangrado debido a un incremento brusco de la presión arterial y venosa, sobrecarga miocárdica, dilución de los factores de coagulación, disminución de la viscosidad sanguínea, entre otros, lo que entraña gran mortalidad.

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